Este Delorean eléctrico y autónomo ha aprendido a derrapar como un piloto profesional (y por qué importa)
Un equipo de ingenieros del Dynamic Design Lab en la Universidad de Stanford llevan meses modificando uno de los míticos Delorean con un único objetivo: enseñar al coche a derrapar de forma controlada. Después lo han soltado en un intrincado circuito. El resultado es espectacular.
Todo el asunto parece una simple prueba de cara a la galería, pero lo cierto es que tras el humo, el espectáculo y el olor a goma quemada hay un objetivo muy serio: enseñar a los coches autónomos a gestionar situaciones extremas como si fueran auténticos pilotos de competición. Los ingenieros mecánicos Johnathan Goh y Chris Gerdes, que coordinan el proyecto, lo explican así:
Cuando el auto derrapa, las condiciones de conducción cambian radicalmente. De repente, el automóvil apunta en una dirección muy diferente a la que llevaba. El volante controla la velocidad, el acelerador afecta la rotación y los frenos pueden afectar a la rapidez con la que cambias de dirección. El piloto debe comprender cómo utilizar unos mandos que hasta ahora le eran familiares de una manera muy diferente para controlar el automóvil. La mayoría de los conductores simplemente no son muy buenos en manejar el automóvil cuando se vuelve tan inestable.
Estamos tratando de desarrollar vehículos automáticos que puedan manejarse durante maniobras de emergencia o en superficies resbaladizas como el hielo o la nieve. Nos gustaría desarrollar sistemas autónomos que puedan utilizar toda la fricción entre el neumático y la carretera para que el automóvil esté siempre fuera de peligro. Queremos que el automóvil pueda evitar cualquier accidente que sea evitable dentro de las leyes de la física.
El proyecto es muy interesante porque hasta ahora los coches autónomos están programados para conducir en condiciones normales de tráfico. Los sistemas con estabilización electrónica están diseñados para tratar de evitar que el derrape suceda, pero si ocurre no hay coche autónomo preparado para ello.
Para desarrollar su nuevo software, Goh y Gerdes han modificado un Delorean dotándolo de un doble motor eléctrico (uno en cada rueda) y un sistema de conducción autónoma consistente en un GPS de alta precisión que controla la posición del auto con un margen de centímetros, y una computadora de a bordo capaz de gestionar los frenos y la dirección con total libertad. El resultado se llama, muy apropiadamente, Marty.
En un estudio recién publicado, Goh, Gerdes y su equipo han demostrado que el sistema autónomo puede ser entrenado para controlar las situaciones de derrape con una precisión comparable a la de un piloto profesional. La prueba se realizó en circuito cerrado y siguiendo una ruta predefinida. El siguiente paso ahora es comprobar qué hace falta para que el sistema pueda gestionar las físicas del coche cuando el derrape es accidental y completamente ajeno a la voluntad del conductor. Marty puede ser el pionero que nos traiga autos mucho más seguros, autónomos o no. [Universidad de Stanford]
