CIV no cumplió con especificaciones técnicas ambientales en Libramiento de Chimaltenango
El Estudio de Impacto Ambiental que el Ministerio de Ambiente efectuó al proyecto del Libramiento de Chimaltenango recomienda que los taludes no tengan menos de 60 grados de inclinación y que estos sean recubiertos con vegetación, algo que no fue atendido por el Ministerio de Comunicaciones.
Por Andrea Orozco
El único Estudio de Impacto Ambiental que se efectuó para construir el Libramiento de Chimaltenango es del 2013 y en este hay un apartado de especificaciones técnicas ambientales (ETEAs) que debían seguirse debido al tipo de ambiente físico en el que se desarrollaría el proyecto.
Esas especificaciones señalan que debido al tipo de geología del lugar “los taludes con ángulos menores a 60 grados son más susceptibles de ser afectados por erosión” y que los taludes de corte y de relleno “debe ser protegidos con vegetación arbustiva o gramínea para evitar erosión local y retroceso de taludes”.
Además, se indica que “el área del proyecto está expuesta a inundaciones en las partes bajas de los ríos principales (…) donde ya han ocurrido desbordes con daño a infraestructura y la carretera existente”.
“Por su geomorfología, el área está más bien expuesta a la escorrentía -escurrimiento- y a ocasionales torrentes en las quebradas en época de inviernos severos (…) el diseño de los puentes y bóvedas deben prever los efectos de erosión del relleno de bóveda (…) para evitar asentamientos significativos que puedan hacer colapsar la obra”, indica el documento.
También señala que las entradas del flujo de agua deben estar protegidas y estabilizadas, ya que algunos rellenos podrían alcanzar entre 85 a 70 metros de alto y los caudales, entre 30 y 80 centímetros cúbicos por segundo.
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Taludes
En el Estudio de Impacto Ambiental también se recomendaba no hacer taludes con menos de 60 grados de inclinación, pero la razón técnica no se cumplió, señala Flor González, doctora en Ingeniería, máster en medioambiente y exasesora de la Dirección General de Caminos.
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También explicó que estos taludes tienen cavernas de arena, “la arena tiende a desplazarse y posee un ángulo de rozamiento nulo, al saturarse de agua, el suelo consolidado por medio de arenas es incapaz de mantener el talud vertical”, explicó.
Sobre el Estudio de Impacto Ambiental, González, dice que los
estudios técnicos “solo quedan en papel” y que pueden convertirse en “machotes”, lo que quiere decir que hay un modelo de estudio generado previamente que solo se cambia un poco para adecuarse al proyecto actual.
Una muestra de ellos, indica la experta, es que el estudio técnico del Libramiento de Chimaltenango considera a los derrumbes y deslizamientos “como amenazas mínimas y de vulnerabilidad media” y señala que, a pesar de que se mencionan el uso de la planta vetiver y el tratamiento de la zona, era necesario conocer antes el tipo de suelo y la altura de cada talud para tomar las decisiones sobre el tipo de tratamiento requerido.
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