Tanto cuesta hablar las cosas como son
El problema central de los países del Triángulo Norte está en la falta de un liderazgo ético que hable con la verdad.
— Manfredo Marroquín
Las cumbres presidenciales y otros foros que reúnen a gobernantes y líderes de países y regiones del mundo como la recién celebrada cumbre Iberoamericana, han dejado de atraer la atención del público incluso de los propios medios, ante la falta de sinceridad y profundidad con que se abordan los temas y las crisis que enfrentan las sociedades y que siguen en su mayoría dominados por discursos preparados con frases elaboradas y la enunciación de buenos propósitos que casi nunca llegan a cumplirse.
Quizás los discursos más encuadrados en ese molde obsoleto que ya no convence ni a propios y extraños fueron los de los presidentes de los países del Triángulo Norte que siguen hablando como que no fuera en estos territorios donde se concentran las tasas de homicidio más altas de mundo, flujo de migrantes que llega casi al medio millón de personas anuales, tasas de desnutrición infantil alarmantes y un largo etcétera de males y problemas que se han acumulado por la desidia de los gobernantes y las elites.
En contraste, hubo participaciones interesantes como la del ingeniero Roberto Zamora Llanes, presidente del Grupo Lafise en Honduras que, en el foro empresarial previo a la cumbre de mandatarios, habló claro y directo primero criticando a los gobiernos por no decir las cosas como son y luego afirmando lo que es obvio para la mayoría menos para los mandatarios, que el rumbo de estos países está mal.
Salido incluso de los discursos de otros directivos empresariales muy al estilo de los presidentes que siguen recitando el deber ser, pero no señalando con claridad, los obstáculos y los contubernios existentes entre redes político empresariales que mantienen a los Estados maniatados trabajando solo en su beneficio y sacrificando al resto de actores que con un mínimo de condiciones o al menos de obstáculos, podrían aportar al desarrollo de su sector y del país.
Zamora Llanes habló con claridad del ridículo avance que ha tenido en casi 60 años de haberse implementado el Mercado Común Centroamericano. Las instituciones creadas para ese fin, SIECA y SICA, siguen siendo según sus propias palabras “leones sin dientes” supeditados a los intereses de las elites y sus gobernantes. En resumen, sesenta años de bonitos discursos mientras las trabas al comercio intrarregionales siguen en aumento y haciendo inviable nuevos modelos de desarrollo basados en el Estado de Derecho y el libre comercio.
Mientras los mandatarios del Triángulo Norte evadían el problema de la migración echando culpas sobre las caravanas de migrantes de las últimas semanas aduciendo que están organizadas con fines políticos, el empresario habló claro y directo señalando que incluso la gente con algún tipo de trabajo prefiere migrar a Estados Unidos en busca de un futuro que no visualizan en estos tres países.
También criticó que desde los gobiernos se siga discursando sobre pequeños crecimientos y avances que a todas luces resultan insuficientes para alcanzar el desarrollo. Por último y talvez lo más importante de su discurso fue la corta visión de las elites empresariales de priorizar la estabilidad sin garantizar la sostenibilidad y puso como ejemplo emblemático el caso de Nicaragua.
No cabe duda que el problema central de los países del Triángulo Norte está en la falta de un liderazgo ético que hable con la verdad y que en lugar de maquillar una realidad que es lacerante, debería plantear con honestidad porque estos países siguen fracasando en buscar la paz y el desarrollo de sus pueblos.