Cooperación estadounidense y la reinvención del agua azucarada
Ahora EE. UU. ofrece US$5 mil 800 millones para reformas institucionales en tres ejes: seguridad, prosperidad y gobernabilidad para detener el éxodo humano.
— Irmalicia Velásquez Nimatuj
El rol de los Estados Unidos en la región centroamericana ha sido permanente y guiado por sus intereses de seguridad global, en parte, por eso, ha fracasado su política de cooperación, especialmente aquella que ha buscado erradicar las inequidades que enfrentan las mayorías extremadamente pobres, pobres y de clases medias bajas. También ha fracasado porque anteponen intereses que garanticen sus ganancias y aseguren sus empresas e inversionistas a cualquier costo. Por eso, han apoyado en la región desde golpes de Estado, dictaduras militares hasta gobernantes incapaces, a extremo que, no les preocupa si los presidentes saben cómo conducir una nación o si llevan a sus habitantes al exterminio como ocurrió con los generales Fernando Lucas García y Efraín Ríos Montt.
También ha fracasado porque en su afán por garantizar sus negocios –por sobre la vida humana– sus alianzas orgánicas han sido históricamente con las conservadoras, sanguinarias e insaciables elites centroamericanas que manejan los países como si fueran sus granjas. Por eso, EE. UU. ha ignorado las violaciones a los derechos humanos, la falta de acceso al trabajo digno, el despojo permanente de los territorios a los pueblos indígenas, el fortalecimiento de los monopolios y la extrema concentración de la riqueza que estas elites ejercen, convirtiéndose en billonarios a costa de ahogar en la pobreza a poco más del 60 por ciento de la población centroamericana.
Además,
sus programas terminan dirigidos por los descendientes de las mismas elites regionales que saben más de Miami, Nueva York o de Washington pero desconocen todo sobre la Centroamérica rural, diversa, indígena, afrodescendiente, misquita, etcétera, con el agravante que no les interesa poner un pie en las poblaciones que sostienen sus riquezas, por eso, proponen solucionar el hambre, el analfabetismo o las pandillas en reuniones de hoteles cinco estrellas.
Ahora EE. UU. ofrece US$5 mil 800 millones para reformas institucionales en tres ejes: seguridad, prosperidad y gobernabilidad para detener el éxodo humano. Y pareciera que buscan reinventar el agua azucarada cuando en Guatemala tienen a la única institución, que junto al Ministerio Público, ha demostrado resultados e impactos en el Estado: la CICIG, que ahora el corrupto e inepto Jimmy Morales junto a las elites nacionales, buscan destruir.