El Ministerio de Trabajo no es omnímodo
Cualquier forma legal y novedosa de generar empleo no debiera quedar en las decisiones de mentalidades tan lentas.
— Silvia Tejeda
De acuerdo con la demanda, en un país como Guatemala, donde escasamente se generan 20 mil empleos al año como respuesta a la oferta de 600 mil personas clamando por obtener un trabajo, es inaudito, parcial y deficiente, que el Ministerio de Trabajo se tome más de un año para elaborar el sencillo reglamento que deba establecer las relaciones laborales entre patrono y trabajador para firmar un contrato de trabajo parcial. Es decir que el salario del trabajador será por hora de rendimiento y que, según sea la cantidad devengada goce de sus prestaciones cabales, como si fuese un trabajador contratado a tiempo completo.
¿Dónde están las dificultades que entretienen tanto a los funcionarios de ese Ministerio, para no cumplir con lo establecido en el Convenio 175 de la OIT que desde el 2017 cuando se estableció ese nuevo espacio laboral, y que ya tiene más de un año de vigencia, sin que los tecnócratas y Comisiones de Trabajo hayan logrado sacar adelante ese documento? ¿Qué intereses se protegen, como para que quienes lo determinan no cumplan con ese propósito?
Según las publicaciones, algunos sindicatos no están de acuerdo y protestan enfáticamente para que no se establezca oficialmente el trabajo parcial, “Porque esa modalidad dañaría los intereses de quienes trabajan jornada completa”. Con ese vacío y falaz argumento influyen en algunos funcionarios, para que estos les obedezcan, como siervos políticos, dilatando las resoluciones urgentes que la situación del país debiera ofrecer a la multiplicada crisis de empleo. Esa situación demuestra que las decisiones de los funcionarios de turno solamente saben aumentar la macrocefalia oficial, rebalsado de empleados serviles, pero ineficientes, pero que no mucha responsabilidad les merece definir un reglamento en beneficio de miles de guatemaltecos agobiados por el hambre y la necesidad de tener una oportunidad de trabajo por hora.
Qué visión tan demagógica y sin conocimiento de la situación de hambre y desempleo que se vive en toda la república. Se nota que estos líderes que viven tan privilegiados y cómodamente establecidos, gozando de sus múltiples pactos colectivos, no tienen el menor conocimiento ni la menor conciencia de solidarizarse con otros guatemaltecos sin trabajo formal, mucho menos la de miles de campesinos orillados al desempleo rural, a quienes un trabajo a medio tiempo, en mucho solucionarían su arrinconamiento a la extrema pobreza.
Recordémosle entonces, a las autoridades del Ministerio de Trabajo que tanto entretienen la publicación del necesario reglamento, que no son omnímodos ni deben plegarse a las protestas de algunos sindicatos politizados y vendidos al Pacto de Corruptos. Los sindicalistas que se oponen no son quienes, como para arrogarse tener la representatividad ciudadana que sí tienen los más de 200 mil desempleados en la agricultura; ni de los miles de mujeres y hombres que están dispuestos, por su vida personal, a desempeñar un trabajo por hora y, mucho menos pueden representar a los 200 mil jóvenes que, año tras año, se gradúan y que tienen el deseo de seguir estudiando una carrera universitaria, pero que por su pobreza no pueden pagarse los estudios. Saben y sueñan que tener un trabajo parcial les resolvería su deseo de superarse estudiando y trabajando.
Cualquier forma legal y novedosa de generar empleo no debiera quedar en las decisiones de mentalidades tan lentas, para responder eficientemente a las más urgentes necesidades de todo un pueblo.