Aquí todos debemos asumir responsabilidades
Pedro Pablo Marroquín Pérez
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Desde el día lunes hemos sido marcados por un evento que cambiará nuestras vidas para siempre. Mi sobrino de 17 años cometió un grave error y nuestra postura como familia se resume en el artículo publicado ayer por mi padre.
La pregunta ahora es ¿qué vamos a hacer al respecto? De nuestra parte asumimos la responsabilidad que nos corresponde y estamos listos para enfrentar lo que venga porque entendemos que todo acto en la vida tiene consecuencias. Lo enfrentaremos como una sola familia que cae y se levanta junta y no me queda la menor duda de que saldremos adelante, y con eso no me refiero a un tema solo legal o de opinión pública, sino me refiero a que mi sobrino llegará a tener una vida plena con ayuda y fe, pero apoyados en su determinación para salir adelante. El argumento del “bullying” no es un estrategia de defensa, es una realidad que no podemos ocultar si queremos evitar sufrimientos.
Siendo alguien que siempre ha velado por el bienestar de su familia, pero sin olvidar a los demás, también creo que todos debemos asumir responsabilidades. Debemos asumir la responsabilidad como sociedad, porque acabamos de pagar las consecuencias del silencio (caso del Hogar Virgen de la Asunción). Tengo tan presente el costo de no hacer nada y el efecto de querer invisibilizar un problema, porque tengo en el alma a nuestra reportera que fue la esperanza y la voz de muchas familias a las que llevamos en el corazón. Ella siente como una carga propia la indiferencia del Estado y sus componentes, en especial la indiferencia social
Deben asumir la responsabilidad los Centros educativos porque aquí no se trata de despedazar a nadie ni de resarcimientos económicos (en nuestro caso), pero nunca se podrá resolver un problema negándolo o alegando desconocimiento porque algunos maestros no trasladaron a las juntas directivas las súplicas de un alumno o porque esos maestros no alertaron a los padres de que algo estaba pasando y así evitar llegar a los extremos.
Debemos asumir responsabilidad todos aquellos que en algún momento hemos tenido actitudes de desprecio hacia los demás. Desde el lunes he venido haciendo un recuento personal de mis actos con la firme intención de pedir el perdón que corresponda y de enmendar la plana.
Debemos asumir la responsabilidad todos los padres, incluso aquellos que ahora desean seguir con la línea que es mejor hablar de quien reacciona para no tener que ver a quienes provocan esas reacciones. Siempre he creído que una de las mayores injusticias de la vida es solo penalizar a quien actúa como respuesta de los actos de otros. Poniéndolo en palabras sencillas, Zidane debió ser expulsado, pero también Materazzi en aquella famosa final del 2006.
Nunca en la historia de la humanidad se ha podido resolver un problema que se engaveta. Y por el curso que ha tomado esta situación será imposible de engavetar porque a raíz del artículo de mi padre, han surgido muchas voces que sintieron que por fin había alguien que los escuchaba, que había una tribuna dispuesta a trasladar las enormes historias de dolor que hay atrás del “bullying”.
A mi sobrino lo vamos a recuperar no con base en influencias, ni con base en favores o tratamientos especiales, lo vamos a recuperar con la verdad, con la sinceridad, con la transparencia, con la determinación, con la fe, con el trabajo por un futuro mejor, con cariño, con humildad (luego contaré la mayor muestra de humildad que he experimentado de un ser humano) y con la convicción de que un mejor país es posible si protegemos a nuestros niños sin importar el color de su piel, su lugar de origen, el lenguaje que hablen o su posición económica.
Nadie debe vivir en miedo u oprimido, ni mi sobrino ni las 40 niñas muertas o los millones de personas que aún callan porque sienten que hablar es sinónimo de debilidad. Esa será mi lucha y no descansaré hasta lograr el objetivo.